Buscando Justicia, un problema demasiado contemporáneo
Destin Daniel Cretton, nos trae una nueva entrega basada plenamente en una historia real y nos pone frente a la historia del Abogado Bryan Stevenson, un joven que acaba de conseguir su título en Harvard y, con todas las posibilidades que ello implica, decide ir a vivir a Alabama y combatir las injusticias que viven los pobres de la comunidad negra que son encarcelados injustamente y aún peor, los ponen directamente en el corredor de la muerte.
La película sigue especialmente el caso McMillian contra el Estado y la fundación de EJI (Equal Justice Initiative) iniciativa ideada por Bryan Stevenson (Michael B. Jordan) y Eva Ansley (Brie Larson) quienes se reúnen al darse cuenta de dos puntos comunes, la problemática con la pena de muerte y el tangente racismo que aún vivía a finales de los 80 y los 90 en el sur Estadounidense.
El caso estrella de la película sigue a Walter McMillian (Jamie Foxx), un hombre de familia de una empobrecida comunidad afroamericana en Alabama que es señalado como el culpable del asesinato de una joven blanca de 18 años llamada Ronda Morrison, cuestión por la cual le correspondía presidio perpetuo, pero a base de perjurio y sin un juicio previo, Walter es puesto en el pasillo de la muerte de Alabama.
La película trata problemáticas sociales completamente frustrantes y logra transmitirse eso con un enorme ingenio técnico y el uso de lentas tomas o transiciones muy cortas, logra crear una sensación de opresión y extensión de un momento, te deja saborear la frustración, masticar la misma y luego te introduce la siguiente escena.
Luego, la actuación de Jamie Foxx es simplemente deslumbrante, logra llegar a ti con sensaciones que difícilmente conocemos y logra sacar provecho de lo que implican todas las construcciones de relaciones que tiene su personaje, desde un humor resignado y hermanable con sus compañeros en el pasillo de la muerte, su miedo a las esperanzas que le entrega el personaje de Jordan e incluso su relación con un guardia del precinto.
Otra mención necesaria es a la actuación de Jordan y la habilidad que tiene para que sus ojos y expresiones encarnen al joven abogado que no esperaba todo lo que Alabama le ofreció, un abogado que mantiene estrecha relación con sus clientes y pone todo su corazón y esfuerzos en ayudar a estas personas.
Una última mención especial es al uso del soundtrack, la película mezcla un soundtrack ambiental con un silenciado coro de iglesia y constantemente podemos ver el contraste de una iglesia de comunidad afroamericana con la situación que se nos presente, en ocasiones el como la escena acaba con la alegría de la música y en otro momento como la esperanza se potencia a través de la música.
Esta película es muy importante, palabra muy precisa, puesto que personajes mencionados y que se encontraban encarcelados en 1993 lograron ver su libertad recién en el año 2015 y esos fueron sólo aquellos que pudieron verla, teniendo en cuenta que hasta el día de hoy, el margen de Alabama es que de cada 9 condenados a muerte, 1 es inocente… lo cual es inaceptable cuando se trata de la vida de otra persona.
Como podemos ver, el racismo es algo que se vive en la sociedad actual sin importar donde nos encontremos, pero en lugares como Estados Unidos este llega a reflejarse en la fuerza policial e incluso en la decisión de tomar la vida de una persona y por mucho que se quiera decir que la pena de muerte va en retroceso, aún es un proceso muy lento que en estándares actuales nos hace preguntarnos ¿realmente tenemos el derecho de tomar la vida de alguien?
La cuestión es simple, como nos enseña esta misma película y dijo el mismo Bryan Stevenson, todos deberíamos tener derecho a una inmerecida misericordia.
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