El Visitante de Stephen King: un monstruo entre nosotros
Cuando pensamos en los grandes maestros del terror literario, de seguro el abatido cuervo de Edgar Allan Poe se nos posa en la cabeza o sentimos el cosquilleo en la espalda de los tentáculos grotescos del gran Cthulhu. Ahora bien, aparte de la reciente revalorización del horror feminista de Shirley Jackson -en gran medida gracias la extraordinaria adaptación de La Maldición de Hill House de Netflix-, sin duda el que ocupa actualmente el “trono de hierro” es el prolífero Stephen King. Y al igual que H. P. Lovecraft, su universo literario ha calado fondo en el receptáculo popular, a tal punto que es difícil imaginar la evolución del género (y nuestro amor hacia lo macabro) sin la inclusión de su catálogo.
Sin embargo, a diferencia del autor de Providence, la relación que Stephen King ha establecido entre literatura y cine ha sido más que satisfactoria. Me explico: mientras que las mejores adaptaciones de la obra de Lovecraft son aquellas que más se alejan (por lo menos argumentalmente) de sus textos (Stranger things, Alien, The thing, por mencionar algunas); las adaptaciones de las historias de King gozan de éxito y notoriedad. Esto se debe en esencia a que las fantasías del escritor de Maine, en estricto rigor, no lo son; ya que el horror de sus ficciones emana de los traumas y miedos individuales, de la cotidianidad más vulgar, de la simpleza más absurda. Por el contrario, las criaturas de Lovecraft son más bien incongruencias del espacio y el tiempo, monstruos imposibles de concebir a través de nuestro limitado razonamiento.
Entonces, a cotidianidad del miedo ha sido el propulsor de la obra de King y su proyección en el cine de horror desde los 70s era absolutamente previsible. Tanto la literatura como el cine de la época internalizaban en su discurso un conglomerado de paranoias, contradicciones y falacias sociales que contrastaban con la concepción del sueño americano: el fracaso (y sinsentido) de la Guerra de Vietnam, los asesinatos de Luther King y Kennedy, la presencia latente del conflicto nuclear, entre otros, cimentaron lo que hoy entendemos como terror postmoderno o neogótico, o como quieran llamarlo. Lo cierto es que Stephen King es (y continúa siendo) uno de los autores más incisivos respecto a esa corteza.
Uno de sus libros más recientes, El Visitante (The Outsider) explora con maestría los profundos recovecos de la maldad humana. El argumento, que aparentemente se sostiene gracias a la estructura policial, no es más que un artilugio para adentrarnos en la extrañeza de lo cotidiano. Lo fantástico, categoría eclipsada por las dinámicas económicas y sociales del siglo XXI, emerge en las páginas de El Visitante como una sombra que se alimenta del escepticismo actual. ¿Qué más terrorífico que un monstruo que es capaz de mezclarse entre nosotros sin ser visto? En este sentido, no es casual que el doctor Van Helsing afirmara que el poder de Drácula residía en que nadie creía en él.
El asunto que da inicio a la novela de King es el terrible asesinato de un niño, Frank Peterson, el sospechoso principal, Terry Maitland, es detenido por la policía local, pues su ADN y diversos testigos lo sitúan en la escena del crimen. Sin embargo, el problema para las autoridades es que Terry, al mismo tiempo en que el pequeño Frank era violado y asesinado, se encontraba en otra ciudad, hecho que es capaz de probar de forma aún más concluyente. Por lo tanto, ¿cómo una persona puede estar en dos sitios en el mismo momento? De ahí en adelante, el oficial Ralph Anderson y la detective Holly Gibney, inician una cruzada para atrapar al verdadero culpable. Como en sus mejores obras, el monstruo (por utilizar alguna definición) encarna no solo los miedos de los personajes, sino también la posibilidad de acceder a rincones oscuros de la realidad, en donde la maldad pareciera reinar oculta bajo la armonía cotidiana. Como señala asertivamente uno de sus protagonistas:
-Todo es posible -dijo a la habitación vacía-. Absolutamente todo. El mundo está lleno de extraños recovecos.
Jesús Diamantino (@mesiasdiamantino)
Autor de este articulo

- Jesús Diamantino Valdés es profesor de literatura, escritor y lector obsesivo, amante del terror y de la cultura pop. Entre sus publicaciones se encuentra Cuentos chilenos de terror, misterio y fantasía de Ed. Cuarto Propio y El legado del monstruo de Editorial Zig-Zag.
Más que reseña sonó a alabanza al maestro King en la cual estoy casi completamente de acuerdo. Sin embargo, siento que El Visitante deja un vacío bastante grande a medida que avanzan las páginas. La historia atrapa, cautiva y de repente ¡Boom! Estas por terminar el libro y pasa que llegas al desenlace y te preguntas ¿Cómo King es capaz de terminar con tremenda trans en un par de páginas? A mi parecer un final
demasiado rápido; como si lo hubieran obligado a cortarlo.
De todos modos es 100% recomendable para entretenerse un buen rato y dejar volar las posibilidades para crear tu propio Visitante. 7/10