La zona de interés: Una visión distinta del holocausto.
Lo esencial es invisible a los ojos
El principito
¿Se han preguntado alguna vez que pasa con la mente de aquellas personas que han cometido actos horribles después de hacerlo? ¿Existe la culpa? ¿Es posible vivir con esa carga emocional? Con la serie de Dhamer dimos cuenta de lo retorcido que puede ser un psicópata, lo normalizado que puede tener el quitar una vida con el único miedo de ser «descubierto» mientras repite el suceso en el mismo lugar. ¿Que pasa cuando esto se convierte en una ideología?
La zona de interés
Rudolf Höss, director del campo de concentración de Auschwitz, trata de construir una vida familiar idílica junto a su familia en una casa situada a las afueras del campo. La situación se tuerce cuando Höss sospecha que su mujer es infiel.
«La zona de interés» no es la típica película del holocausto que nos muestra la cruel vida de los judíos dentro de los campos de concentración, mucho menos de los desastres ocurridos en el campo de batalla. Muy por el contrario, esta película trata de mostrarnos el diario vivir de una familia Nazi que sigue con normalidad su día a día como si nada pasara a su alrededor mientras todo está pasando.
Si bien, no vemos en ningún momento los horrores de los campos de concentración ni los desastres de la guerra, si podemos escuchar en más de una ocasión los gritos de desesperación, podemos intuir de donde salió ese «saco de abono» para las plantas o incluso ver el humo lejano de la tan famosa chimenea que terminó con la vida de cientos de judíos mientras los niños en pantalla disfrutan de un día de piscina con una madre haciendo jardinería como si de un día de campo se tratara.
¿Lo bueno?
Es una película increíblemente inmersiva. Si bien no busca hacerte empatizar con los personajes, pues en ocasiones los dramas de los personajes parecen sacados de una teleserie mientras detrás de la muralla de la casa están quizás torturando alguien. Te hace sentir esa angustia de como las personas son capaces de hacerse los ciegos y los sordos cuando ya tienen normalizado en su ser que lo que hacen es lo correcto sin medir si es realmente bueno o malo.
El efecto sonoro. La falta de música en los momentos de tensión, los efectos de sonido de fondo e incluso los colchones armónicos están tan bien seleccionados que de verdad en más de una ocasión llegue a sentirme incómodo mientras veía esta película.
¿Lo Malo?
Personalmente hablando, siento que el ritmo de la película no es el mejor. La crítica al nazismo, los efectos y la idea en general de la película están super bien implementados, pero a ratos se me hacía un poco lenta y cuando comienza a tomar cierto peso saliendose incluso de la propuesta inicial para empezar a hacerte reflexionar, la película termina. Si le quitas todos esos pequeños detalles que te hacen recordar que estás en pleno holocausto, la película podría pasar fácilmente como un drama de cine arte.
¿La recomiendo?
Aunque se me haya hecho lenta la película, lo cierto es que la reflexión que genera hace que sea necesario darle una oportunidad, más aun si te gustan las películas de Caracter más experimental. No esperes una película llena de acción digna de una producción de marvel, ni mucho menos una biopic con grandes explosiones como lo fue Oppenheimer, pero a veces es necesario darle la oportunidad a este tipo de películas aunque sea sentado en tu silla con tu televisión al frente para jamás olvidar lo que ha ocurrido en el mundo y como no se puede normalizar la violencia y el dolor ajeno como algo bueno.
Autor de este articulo
- Profesor de música, director de orquesta y compositor en desarrollo.
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