The Whale, una oda al dolor y el perdón.
Darren Aronofsky nos sorprende con su nueva entrega titulada The Whale, siendo un profundo análisis del dolor, la empatía y la búsqueda del perdón.
The Whale nos cuenta la historia de Charlie, un profesor de lengua inglesa que sufre de obesidad mórbida y un enorme proceso de dolor, duelo y desolación, es entonces cuando la narrativa y las situaciones a su alrededor lo empujan a querer contactar a su hija, todo en busca del perdón y una conexión.
Darren Aronofsky -Requiem for a dream (2000) o Black Swan (2010)- se caracteriza por realizar filmes llenos de simbolismo, con temas difíciles de tratar y con la capacidad de estrujar nuestras entrañas para descubrir sentimientos que no sabíamos que teníamos. De esta forma The Whale no es distinta, puesto que nos pone en los zapatos de Charlie (Brendan Fraser) quien permanece en casi la totalidad de la cinta en pantalla, acompañándonos en su soledad y las malas noticias que empiezan a llenar su vida.
A nivel visual, pareciera constantemente intentar reflejar al protagonista en su entorno, por ejemplo en Black Swan podemos ver un entorno muy esquematizado, con tomas muy dramáticas diseñadas para mostrar lo que la protagonista era o buscaba alcanzar, mientras que en este caso vemos una progresión de cámara más lenta dentro de una escenografía descuidada, por lo cual es visible el sentimiento del protagonista y la escena en todo lo que le rodea, donde lo más importante para Charlie pareciera estar alejado del daño que él mismo a causado a su entorno dentro de la constante caída a su situación.
En materias de actuación podemos ver una sinergia excelente entre Fraser y Sadie Sink (Ellie) quien se encarga de encarnar a esta hija cuya relación se encuentra destrozada por el paso del tiempo. Así Hong Chau (Liz) y Ty Simpkins (Thomas) son personajes que tienen objetivos completamente distintos dentro del ensamblaje de esta obra. Hong Chau se encarga de ser Liz, la constante presencia que ruega a Charlie por intentar mejorar y un claro reflejo del daño que el dolor ajeno cala en los que te rodean mientras que Thomas es un completo desconocido que nos muestra la empatía mal dirigida, como las buenas intenciones pueden ser presión y la necesidad de tener un acercamiento más comprensivo a los problemas de otros.
Dejamos en un párrafo aparte a la excelente actuación de Brendan Fraser, es él quien se encarga de llevar gran parte de la película en sus hombros, puesto que al principio muchas piezas están sueltas y el espectador simplemente no sabe qué significa hasta que la narrativa se desenvuelve y todo comienza a hacerse parte de algo más comprensible, donde puedes sentir a través de la pantalla el dolor constante, la desesperación y todas las barreras que existen en la reconciliación de los conflictos que te rodean, es imposible no generar un lazo de empatía y comprensión ante una actuación tan genuina y personal entregada por el único actor capaz de interpretar a Charlie.
Un error común es creer que esta película trata sobre la gordura o la obesidad, sería muy reduccionista puesto que cualquier persona puede relacionarse al dolor de Charlie, es un filme que trata sobre el dolor, la reconciliación y el pensamiento que ronda a aquellos en esa situación, los que esperen un filme de superación y crecimiento fantasioso no lo van a encontrar, esta película retrata la búsqueda y reconciliación personal, el saber que algo hiciste bien para poder afrontar las consecuencias de lo que destruye durante tanto tiempo y aceptar con los brazos abiertos que al menos algo vale la pena.
Hablar más sería contar una película que todos tienen que ir a ver, así que desde Necro los invitamos a que compren sus entradas y déjense maravillar por una increíble actuación, por una historia muy triste y una intensa experiencia que BF trajo a los cines de todo el país.
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