Zona Cero: Porque Chile también merece un apocalipsis zombie.

by patrixstar · julio 7, 2020

Es interesante consumir una historia norteamericana sobre un holocausto de muertos vivientes: Un héroe rubio cargado con armas batalla en una ciudad desolada, con un gobierno ineficiente que se esconde bajo un búnker. Lamentablemente en nuestro país no hay héroes rubios, no tenemos armas a nuestro alcance, y el gobierno se robó la plata para el búnker. Entonces, ¿debemos acomodarnos a los estereotipos gringos cuando queramos consumir una buena historia de ficción? Ya no más.

Gilberto Villarroel posee una obra completa bastante corta, siendo Zona Cero el tercer y último libro que ha publicado. Pero esto no le resta mérito de ser un ávido narrador de historias que mezclan la fantasía, el folclore y la propia historia de Chile de manera que todo te parece verosímil y nada se siente exagerado o excesivamente ficticio. Es capaz de escribir una historia hipotética sobre “Bernardo O’higgins, el cazador de traucos” y tú te dejas llevar por la invención, aun sabiendo que la idea es bastante onírica, y hasta te enojas con el verdadero O’higgins por no haber sido un verdadero cazador de traucos.

La historia de Villarroel calza de una manera cruel con estos tiempos de pandemia: Un terremoto azota la ciudad de Santiago, pero también trae consigo una misteriosa plaga que convierte a sus habitantes en monstruos. Ahora, un grupo de improvisados sobrevivientes deberá entrar a la destrozada capital, que sin esperarlo se ha convertido en la zona cero de la peor plaga de la historia, y juntos deberán abrirse paso entre enjambres de bestias para salvar a sus seres queridos y, con algo de suerte, encontrar la solución a tal amenaza.
Lo bello de la historia es que se siente hecha en Chile. Ya lo mencioné al principio, aquí no encontrarás los típicos clichés de historias gringas, el protagonista no aprende a pelear con zombies de la noche a la mañana, ni encuentras metralletas cargadas dentro de algún closet para salir del edificio a tiros. Todo se siente humano y cercano, como si los personajes pudieran ser tus amigos o compañeros de clase.

La novela también responde una pregunta que nadie se ha hecho pero que de todas maneras resulta interesante pensar; ¿Cómo reaccionaría el roto chileno ante una catástrofe de este nivel? La mitad del grupo de supervivientes se conforma por este popular personaje del campo chileno, pero su inclusión no es para causar humor en el grupo, sino al contrario, es la cuota de crítica social, y cómo la catástrofe de Villarroel no se diferencia en casi nada de las calamidades ocurridas a lo largo de la historia de Chile.

El relato es interesante, hace mímesis con la visión actual de la sociedad chilena, es crudo a ratos, pero por sobre todo te causa indignación. ¡Sí! Ciertos diálogos o aspectos de la trama pueden resultar indignantes para el lector perspicaz, ya que las malas decisiones que pueden tomar los personajes no distan de los errores que podrían cometer ciertas autoridades en la vida real. Eso hace que la línea entre la ficción y lo real sea bastante difusa. El eterno problema de Chile, la diferencia entre clases sociales, no se deja de lado ni siquiera cuando llega el apocalipsis, y eso aterriza mucho la historia. A ratos sientes que el Santiago de la novela es idéntico al actual, solo faltan los monstruos chupasangre.

Finalmente, Zona Cero es una lectura altamente recomendada para los amantes del género apocalíptico, para los que desean más contenido fantástico de autores nacionales, y para los que gustan de consumir productos relacionados al encierro y la cuarentena. Si decides iniciar este viaje, te recomendamos seguir al tanto de los próximos trabajos de Gilberto Villarroel, y revisar sus libros anteriores en donde nos presenta su versión de un Indiana Jones chileno.

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